-¡Miau!
Se oyó un maullido muy profundo al final de la calle.
Nadie sabia de qué gato se trataba.
Armand y Louis salieron de su casa corriendo a ver lo que pasaba, y de pronto… observaron que el gato quieto en mitad de la calle, donde había matado a las vacas y a los terneros: estaba petrificado.
Ninguno de los dos sabía por que.
Ellos también se quedaron quietos unos instantes hasta que Louis tuvo que confesar que las vacas y los terneros estaban envenenados por el pasto que habían comido los días anteriores.
Armand se quedó aliviado por que sabía que ningún día más iban a aparecer dos terneros y dos vacas muertas sin gotas de sangre.
Armand pensó que tenía que vender a los gatos porque de verdad le empezaban a dar bastante terror. A si que los vendió a un colegio para que los cuidasen y otra vez la misma historia pero ahora… con niños.
Marina De Diego Cervera
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